Seis horas son las que separan Puerto Maldonado y Río Branco, siendo este la octava economía mundial, ahora con la culminación del IIRSA Sur (iniciativa de integración regional sudamericana), las comparaciones resultan inevitables ya que en la frontera (en el lado brasilero) la población de Assis cuenta con educación, salud y subvenciones económicas mientras que nada de esto existe en Iñapari (su par en Perú), lo mismo pasa entre Puerto Maldonado y Río Branco. La primera que todavía se debate entre calles polvorientas y cortes intempestivos de servicios básicos como el agua y electricidad y la otra con infraestructura y sofisticación de una capital de estado.
La causa de esta gran diferencia es que los empresarios brasileños hace casi 11 años comenzaron los preparativos para poder aprovechar la interconexión a través de esta carretera.
Sin embargo en nuestro lado quien ha invertido casi US$ 1.600 millones en IIRSA Sur ¿Qué ha hecho con tal cantidad de dinero? ¿Sera esta carretera un gran potencial como ruta exportadora
Contraria a la felicidad por la culminación de la obra, existen sabores amargos de los que nos dan cuenta algunas autoridades de las regiones cercanas. La carretera significa una gran oportunidad para crear industria e invertir en la exportación pero los agricultores de la zona cuentan con un mínimo apoyo del gobierno, casi nada de incentivo ni las condiciones necesarias para generar productos con la calidad suficiente para ser exportados. Cómo se podrá entonces aprovechar lo suficiente la obra vial.
La pregunta es qué labores ha realizado el Gobierno para promover la exportación de productos, el Estado debe organizar el sector privado para que se fomente la producción de productos de calidad e incluso con valor agregado. La competitividad será preponderante para que el país obtenga un beneficio económico claro y no beneficie solo al gigante de Sudamérica.
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