miércoles, 15 de septiembre de 2010

Aunque en relación a los años setenta la mujer se ha insertado satisfactoriamente en el ambiente laboral, pasando de un 35% a un 60% en la presente década, continúan exisitiendo una segregación
La mujer hoy por hoy, a pesar de haber demostrado su potencial y dedicación, encuentra barreras culturales, económicas y estéticas.
En el ámbito cultural la mujer esta relegada con aspiraciones a cargos medios; la maternidad  es una justificación absurda para alegar que afectará negativamente su desempeño laboral.
En el ámbito económico, en su mayoría los salarios están por debajo del sueldo de un compañero en una posición similar.
En relación a lo estético, las mujeres están sujetas a su edad pues los requerimientos se hacen a lo más hasta los 40 años, muy distinto al de un varón entre 50 y 55 años buscado para asumir posiciones ejecutivas.
Este tema, indudablemente tiene sus raíces en lo cultural. Mientras  en el tema educativo no se planteen la igualdad de género y con esto me refiero a no solo dejarlo en un papel impreso, sino concientizar al niño para que crezca sin prejuicios frente a una mujer; este problema será de nunca acabar.

DUELO DE GIGANTES

Si bien, por varias décadas, el puerto del Callao no disponía de una adecuada infraestructura portuaria, producto del mal manejo del sector público, lo cual conllevo a que los inversionistas no quieran “arriesgar” sus capitales.

Hoy por hoy la situación se torna distinta, mostrando al exterior un puerto lo suficientemente atractivo .Claro ejemplo es el concurso por la concesión del Terminal Norte Multipropósito del puerto del Callao, para el cual cuatro de los cinco principales operadores del mundo ya han mostrado su interés.

Por otro lado ENAPU (actual administrador de la zona en concesión), junto a la Agencia de Promoción de la Inversión Privada (Pro Inversión), encargados de fijar las bases junto a los requisitos, son los encargados de que este proceso sea leal para así obtener una concesión exitosa que a fin de cuentas satisfaga las expectativas del país.
Esperemos entonces, que dicha concesión sea lo más óptimo para el puerto,  no termine siendo un monopolio y que la “operadora portuaria” cumpla a cabalidad con los requisitos y no sea escogida bajo intereses personales.